En este artículo, se tratará de dar respuesta a esta pregunta clave que todos los usuarios nos hacemos antes de dar el paso a someternos a este tipo de trabajos bucodentales.
Fases del tratamiento de un implante dental
Antes de comenzar con las fases de este procedimiento médico, hay que dejar claro qué es en sí un implante dental para evitar confusiones posteriores.
Un implante dental está considerado a día de hoy la solución más eficaz para reponer los dientes que, por distintos motivos, se han perdido. El tratamiento consiste en una intervención quirúrgica de menor grado, en la que se coloca en el hueso maxilar tornillos de titanio que sustituyen a la raíz del diente que falta. Después de este paso, se coloca la llamada restauración, que consiste, por regla general, en una corona fabricada a medida del paciente y que tiene la función y el aspecto de un dienten natural.
Estas son las fases por las que pasa esta instalación o rehabilitación de piezas dentales.
Exploración
El profesional odontólogo o el cirujano oral comenzará realizando una exploración intraoral, de este modo se asegura que existe el espacio necesario para la prótesis y también el hueso suficiente para la colocación del implante. Esta exploración consta tanto de una imagen visual a cargo del especialista como por medio de radiografías, tomografías o impresiones.
Preparación para el proceso quirúrgico
Antes de proceder a la intervención, hay que realizar algunas acciones que aseguren el éxito del trabajo de cirugía. Por un lado, deberá realizarse un lavado y enjuague bucal antibacteriano, usando el antiséptico clorhexindina (bacteriostático) para evitar la reproducción de bacterias y, por otro lado, la ingesta de determinados antibióticos, que serán recetados por el facultativo que vaya a llevar a cabo la intervención, con el objetivo de prevenir infecciones.
Otro requisito fundamental antes de someterse a este procedimiento es dejar de fumar. Esto es fundamental, ya que el hábito del tabaco impediría que el proceso de osteointegración se realizara con normalidad, poniendo en riesgo el éxito de los implantes.
La intervención quirúrgica
Se trata de una intervención quirúrgica muy sencilla que se realiza siempre con anestesia local, aunque si existe fobia a los pinchazos también se puede realizar con medicamentos.
Cuando se comprueba que el paciente no siente dolor en la zona del implante, se prepara el lugar donde este irá alojado, efectuando una incisión en la encía, justo encima de donde irá insertado dicho implante. Después se llevará a cabo un pequeño agujero en el hueso con el uso de brocas especiales que irán aumentando en tamaño hasta conseguir el diámetro apropiado para colocar el implante.
La osteointegración
Cuando ya se han colocado los implantes, se deben dejar periodos de tiempo sin interactuar sobre ellos, que pueden variar, según el caso, de algunas semanas a varios meses. Será el periodo que le lleve al organismo a realizar la osteointegración, es decir, a que finalice con éxito la integración y la cicatrización entre el hueso, el tejido blando y el implante. La osteointegración es una fase denominada de remodelación ósea, en la que el hueso crece y el tejido también, formándose alrededor de los implantes y creando una unión biológica.
Las impresiones
Cuando haya pasado el tiempo necesario para una integración completa, el paciente deberá volver a la clínica para que los especialistas tomen impresiones con las que fabricar nuevos dientes. Una fase final que conlleva pruebas con el objetivo de asegurar una estética de acuerdo a los deseos del paciente y una mejor funcionalidad de las prótesis futuras.
El mantenimiento
Cada paciente necesitará un mantenimiento más específico, por lo que siempre habrá que dejarse asesorar por el personal médico que nos atendió. En cualquier caso y como norma general, hay que saber que los implantes, aun siendo inmunes a las caries, sí que pueden sufrir inflamación o infección en las encías, pérdida de masa ósea, aflojarse con el paso del tiempo…
Para evitar estos trastornos, habrá que realizar visitas periódicas al especialista y someterse a una higiene bucal concisa, tanto en la clínica como en el hogar e incluso en el trabajo y, por último, estar muy atento a los pequeños síntomas (sangrado de las encías, exceso de sensibilidad, movilidad en los implantes…)
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